400 años de historia
Cordouan se construyó hace más de cuatro siglos en un islote rocoso en pleno mar, en la entrada del estuario del Gironda.
Llamado a veces “faro de reyes” o incluso “rey de faros”, Cordouan se distingue de los otros faros por su magnífica arquitectura y su historia singular.
Prepárese para (re)descubrir la historia del Faro.
Cordouan vela por el estuario del Gironda desde hace 400 años
En el origen: la isla de Cordouan – siglo XIV
El estuario del Gironda es un verdadero cementerio marino. Para permitir a los buques llegar o salir del puerto de Burdeos, pulmón comercial de primer orden, darle seguridad a las vías marítimas se vuelve una prioridad. El príncipe de Aquitania, Eduardo de Woodstock, construyó en la isla de Cordouan una torre de fuego llamada “Torre del Príncipe Negro”. Cada noche un ermitaño encendía una gran luz en la cima de la torre para guiar a los marineros.
Un faro real – siglo XVI
La Torre del Príncipe Negro se derrumbó y los naufragios en el estuario del Gironda fueron creciendo. Enrique III decidió construir un faro en el lugar de la torre de fuego y entregó la dirección de este proyecto loco al arquitecto Louis de Foix. ¿Su objetivo? Hacer de este faro una obra real, digna de las antiguas Maravillas del Mundo. Pero lanzar semejantes obras en pleno mar no es nada fácil… La construcción sufrió retrasos ocasionados por las guerras de religión y por el enorme coste de las obras.
En su fallecimiento, el proyecto fue retomado bajo el reinado de Enrique IV y Cordouan se convierte en el símbolo de la monarquía. El Faro está adornado con esculturas, carpintería fina e incluso alberga una capilla real.
En 1611, 27 años tras el inicio de las obras, la construcción termina. El faro se erigía entonces como una torre redonda de tres plantas, con 37 metros de altura. El arquitecto Louis de Foix falleció antes de ver culminada su obra y tras haberle consagrado su vida y su fortuna.
El Faro del siglo de las luces – siglo XVIII
En los años 1780, la parte superior de la torre se deterioró y los marinos empezaron nuevamente a quejarse de lo insuficiente del alcance luminoso de Cordouan. El arquitecto Joseph Teulère ganó el concurso impulsado por el Secretario de Estado de la Marina en 1786, por el que se encargó el loco proyecto de alzar 20 metros adicionales al Faro, con el fin de mejorar la iluminación.
Joseph Tolère logró conservar el edificio del Renacimiento (salvo la linterna) y su carácter simbólico. El estilo arquitectural de la parte superior, típica de finales del siglo XVIII (arquitectura utilitaria, más austera) no desentona.
Cordouan adopta así su forma actual.
El laboratorio de los ingenieros – siglo XIX
En Francia, la investigación científica se esforzaba por lograr progresos en los sistemas de iluminación de los faros. En el centro de la atención, Cordouan se convirtió en el terreno soñado de experimentación de los ingenieros.
En 1823, Augustin Fresnel probó un prototipo de lente con ranuras, llamada lente de Fresnel, sistema empleado actualmente por la mayoría de los faros en el mundo. El “lente de Fresnel” es el sistema empleado actualmente por la mayoría de los faros en el mundo.
Hoy en día
Aún en la actualidad Cordouan no ha perdido nada de su función utilitaria y sigue siendo un punto de referencia para los marineros que navegan por el estuario del Gironda.
Un dispositivo de vigilancia permite controlar durante las 24 horas del día el estado de funcionamiento del Faro. Un bombillo de 250 vatios y una nueva pantalla giradora conforman el nuevo sistema de iluminación del faro. Un dispositivo de control permite vigilar 24/7 el estado de funcionamiento de la luz.
El alcance del Faro de Cordouan es actualmente de 40 km mar adentro y garantiza a los marineros el ritmo imperturbable de sus tres pestañeos en 12 segundos.
Estas instalaciones técnicas, aunque permitieron mayor autonomía, siguen necesitando la intervención y vigilancia continua de hombres y mujeres. El Servicio de Faros y Balizas (DIRM Sud Atlantique) vela por el correcto funcionamiento del Faro desde Le Verdon-sur-Mer.